domingo, 23 de agosto de 2009

DESTINO: LOS ALPES. ESTACIÓN CHAMONIX (Historias en los Alpes, 1ª parte).

Día y medio de coche más una pequeña parada por las calles de chamonix para poder disfrutar del montblanc desde el pueblo que le vio nacer, un paseo en teleférico y un par de horas de aproximación nos dejaron en el refugio del glaciar de Le Tour, con las bocas abiertas mirando a nuestro alrededor sin parar de sorprendernos, admirando la grandeza de las montañas y del glaciar que yacía a nuestros pies.
Al día siguiente comenzamos con la toma de contacto, primero practicando el progreso por una arista a nivel del suelo y más tarde adentrándonos en el misterioso mundo de las grietas. Encordados de dos en dos o de tres en tres dimos un pequeño paseo por el glaciar descubriendo formas para atravesar grietas y no morir en el intento.
La verdad es que ansiábamos con que llegara ese momento, bueno, más bien con el momento de practicar como sacar a alguien de una de ellas, y de paso, si encontrábamos alguna que no fuera muy profunda, pues por qué no, practicar con alguno de nosotros. Por desgracia (o no) lo único que se adentró en el fondo fueron un par de mochilas que acabaron empapadas y Jaime con la espinita de descubrir las sensaciones que vivieron las mochilas, así que tendrá que esperar al proximo viaje a los alpes. Nosotros, como las mochilas, acabamos un poco empapados también, porque el calor que predominaba por el ambiente hizo que al revolcarnos por la nieve se nos mojaran hasta los bolsillos del gore.


Y esa fue la última vez que vimos el glaciar nevado y con sus encantos tapados, porque a la mañana siguiente, cuando quisimos bajar de l’Aguille du Le Tour, la nieve había desaparecido y el hielo más antiguo de la zona salió a la luz.